miércoles, 19 de mayo de 2010

Adios.

Ha llegado el momento. Ese que llevaba esperando tanto tiempo. Ese en el que por fin diría "adiós" a aquel lugar. Pero: ¿verdaderamente había llegado ese momento? Pensándolo despacio se da cuenta de que no es así, de que dentro de unos meses tendrá que volver y enfrentarse de nuevo a todos los recuerdos...
"Serán solo 3 días" piensa. Y eso van a ser, tres días, un paréntesis para decir adiós definitivamente a ese lugar, donde ya no hay oxigeno para respirar.
Deja atrás muchas cosas que ha vivido ahí dentro, y posiblemente por mucho que le cueste reconocerlo, va a echarlo de menos, quizá no las paredes, o los pasillos, o las escaleras, pero si a la chica de detrás, al chico de delante, a los del año pasado y ¿quien se lo iba a decir? a los de este.
Va a echar de menos a la profesora de lengua, a la de latín pese a solo encontrársela por los pasillos, quizá al de matemáticas por muy vikingo que sea y hasta puede llegar a recordar al de historia y ese ultimo abrazo.
Pero sin duda si algo va a echar de menos van a ser las risas compartidas años anteriores e incluso este que creyó no reír, encuentros en los pasillos, en las escaleras, en el patio... Ya no tendrá la oración de la mañana donde mas que una oración era una suplica a pasar ese día rápido, ya no tendrá un "tiiia no me lo se"
o un "suspendo seguro, de verdad Belén, este si"
Y lo que nunca pensó que echaría de menos es ese dolor de espalda por estar todo el día girada,porque detrás le esperaba su angelito o un satán, dependiendo del día. Esa persona necesaria para afrontar los días con una cierta alegría, con un cierto optimismo.
Sin duda hay muchas cosas que deja atrás y se alegra por ello, pero por mucho que le cueste reconocerlo también deja cosas atrás que echará de menos.

1 comentario: